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Causas

LOS PRE-PARADOS

Baja inversión en I+D, múltiples obstáculos a los emprendedores, escasez de subvenciones que potencien la contratación de jóvenes, un sistema de becas para prácticas que perpetúa el trabajo gratuito, escasa demanda de trabajadores con formación y una orientación casi exclusiva de la economía hacia el turismo y la construcción han hecho de la precariedad juvenil prácticamente un mal endémico en la sociedad española que ha estallado ante nosotros al mismo tiempo que estallaba la burbuja inmobiliaria.

El paro juvenil, que siempre ha estado en cuotas considerablemente más altas que el general, tanto en España como en toda la Unión Europea, ya se veía como un problema hace décadas cuando, al asentar la Estrategia de Lisboa, los países miembros de la Unión decidieron que se necesitaba reorientar la economía hacia una sociedad del conocimiento. Esto es, basar el sistema productivo del viejo continente en sectores empresariales que requirieran alta formación y tecnología, creatividad e innovación, para diferenciarse así de sus crecientes competidores en la producción masiva, principalmente China y otros países asiáticos.


          Para ello, los países miembros debían incrementar su inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) hasta un 3% del P.I.B. para 2010. Hoy en día, en 2013, la media europea se sitúa en el 2’02%, mientras que España no sólo no ha superado nunca el 1’39%, sino que además se ha reducido en los últimos dos años. Invertir en I+D+i permitiría la creación de industrias más dinámicas y modernas que requerirían mayor personal formado, como ocurre en Corea del Sur, un país que invierte el 14% de su presupuesto en innovación.

UN ÉXODO PREDECIBLE

El Informe Aho, un estudio europeo de 2007, reveló que, no sólo España iba en el mal camino en cuanto a la innovación de su industria, sino que además contaba con claras imperfecciones en su legislación que impedían crear empleo: es el país con mayores impuestos y burocracia para las nuevas sociedades, no aporta subvenciones a los emprendedores ni les facilita las obligaciones tributarias - como sí hace en gran medida Francia, el país con mayor número de emprendedores – y recordaba que la excesiva especialización en el sector turístico fomenta entre los jóvenes trabajos temporales y mal pagados, algo que también señala el exdirector del Institut Valencià de la Joventut (IVAJ), Adrián Ballester, que cree que “el principal motivo de esta situación es que los jóvenes abandonaron los estudios en pos de unos trabajos en la construcción altamente remunerados que no requerían el sacrificio de estudiar”.

          Además, con la implantación del plan Bolonia en las universidades hace ahora cuatro años, se fomentó un sistema de prácticas en empresa que permitía que las empresas substituyeran a sus trabajadores por becarios, altamente productivos y conformistas, que no cobraban ningún tipo de salario y a los que no había que ofrecerles continuidad ya que siempre podían ser sustituidos gratuitamente por becarios de la siguiente promoción. Casos como el de Ana, que estuvo trabajando a jornada completa en un estudio arquitectónico durante meses junto a muchos otros compañeros de profesión sin recibir un salario, han sido llevados ante la justicia por presunta explotación.

          Pero la raíz del problema no reside solamente en la legislación española. Como bien analiza el Profesor de Economía Aplicada, y funcionario en la Comisión Europea, Manuel Sanchis, la propia constitución de la Unión Europea fomenta que los jóvenes de la periferia abandonen sus países para instalarse en el motor económico del continente, Alemania y sus países vecinos: “lo que quiere Merkel es más armonización fiscal para que las empresas no se vayan a Irlanda, sino que se queden en Alemania […] y atraigan allí toda la creación de riqueza”.

          Fran Ferri, Diputado de Empleo por Compromís en Les Corts Valencianes, señala además que el propio tejido industrial español es causante de esta situación ya que “las empresas europeas son pequeñas, y dentro de Europa, las empresas españolas son aún más pequeñas”, esto fomenta un panorama laboral de empresas familiares que no quieren tomar el riesgo de innovar ni de contratar a trabajadores jóvenes que aporten innovación a la empresa. Para más INRI, estas empresas no cuentan con el apoyo de la administración, “que prefiere gastar dinero en grandes eventos y en rescatar bancos, que en luchar verdaderamente contra el paro”.

         Y es que lo peor, en realidad, está por llegar, pues las consecuencias de un éxodo de gente formada, o fuga de cerebros, pueden ser desastrosas para un país.

La inversión en I+D+i ha sido un fracaso

en toda la UE. | C.Casas

Los jóvenes emigran con dos currículums: uno de

perfil alto, con su verdadera formación,

y otro  bajo, para empleos de menor

cualificación pero más accesibles.

C.Casas

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