top of page
Introducción

UN BILLETE SÓLO DE IDA

Un billete de avión, el más barato de entre las líneas low cost disponibles. Ropa de verano, pero también algunas chaquetas finas y pantalones largos, que en Londres refresca al caer el Sol. Un buen fajo de currículos impresos en perfecto inglés, con dos perfiles: uno alto, con su verdadera formación, para buscar un buen trabajo; el otro, de perfil bajo, por si no queda más remedio que trabajar de camarera hasta encontrar algo mejor. Un bocadillo hecho por mamá para el camino, el último que comerá en mucho tiempo, y en un papel arrugado, la dirección del hostal más barato que ha encontrado en la periferia, donde vivirá hasta encontrar habitación en un piso compartido.

Es todo lo que Sonia, con 22 años, lleva en su maleta tres horas antes de coger un vuelo a la capital británica, donde espera encontrar mejor suerte que la que ha tenido en Valencia desde que se licenció como nutricionista hace ahora un año. Pero es también, con casi toda seguridad, todo lo que llevaban en sus maletas los más de 300.000 jóvenes que, desde que empezara la crisis económica en 2007, han cruzado las fronteras de España en busca de un futuro lejos de casa, donde sólo les aguardaba precariedad y frustración por no poder realizarse a pesar de contar con estudios superiores, idiomas e iniciativa. Los jóvenes españoles del siglo XXI son, como ya oímos en todas partes, la generación mejor formada, y han iniciado el mayor éxodo que ha padecido este país desde los años 60.

¿QUIÉN SE VA?

Son principalmente ingenieros, trabajadores del sector sanitario y sus derivados, y licenciados y graduados en el campo de las ciencias sociales, que es precisamente el que menos expectativas de futuro genera en España a pesar de ser el que mayor número de estudiantes aporta al mercado laboral cada año. Los dos primeros suelen encontrar trabajo en su área al poco tiempo de llegar al país, especialmente enfermeros y técnicos hospitalarios en Reino Unido, o se marchan teniendo ya un contrato bajo el brazo, como los ingenieros que emigran a Alemania. Los terceros, en cambio, suelen acabar desempeñando trabajos del sector servicios, muy por debajo de su cualificación, pero con un sueldo que, a pesar de ser bajo para el país en el que residen, es considerablemente más alto que los sueldos que, como becarios o trabajadores con contrato precario, percibían en España, y eso si alguna vez llegaron a percibir algo.
 

          Tienen entre 25 y 34 años, suelen llevar años buscando un primer trabajo sin éxito o han sido recientemente despedidos de sus empleos, prácticamente todos dominan el inglés y una tercera lengua, con frecuencia alemán, francés o italiano, aunque nunca hayan cobrado por su trabajo, cuentan con buenos currículos a base de encadenar prácticas en empresas, son mayoritariamente mujeres, quizá consecuencia de que la población universitaria reciente sea también mayoritariamente femenina, y además, no es su primera experiencia en el extranjero, ya que muchos han disfrutado ya de alguna beca que les haya permitido estudiar o trabajar en otros países de Europa, o incluso Asia y América, con anterioridad.


        Los principales países de acogida son Alemania (29.000 españoles más en lo que llevamos de año), Reino Unido (70.000 nuevos registros en 2012), Dinamarca, Holanda y Austria. Básicamente, el motor de la Unión Europea donde se concentra hoy en día la producción, aunque cada vez son más los que dan el salto a América, tanto del Norte como la Latina, donde las oportunidades siempre han sido numerosas en la primera, y cada vez son mayores en la segunda, en pleno y acelerado desarrollo.


Pero, ¿qué hemos hecho mal en España para que no puedan quedarse?

El momento de hacer la maleta es uno de los

más críticos, emocionalmente. | C.Casas

Perfil del emigrante. | C.Casas

bottom of page